jueves, 1 de junio de 2017

It was 50 years ago today...

Algo de eso ha quedado, excepto la juventud.
(Wislawa Szymborska)

Entonces fue una idea bonita,
pero ahora no significa nada.
(John Lennon)

a mi hermano Santi

cae la aguja y el exultante riff inicial quiebra la tranquilidad en la hora tibia en que todo renace. nada que hacer se aproxima hacia el ventanal con la funda del álbum entre las manos y, bajo la penumbra menguante, comienza a desentrañar rostros y objetos. poco más tarde, el azul de la mañana y el de la portada ya son uno, y nada que decir se entrega a la evocación de aquel enrarecido diciembre de 1980, del expositor de casetes de la tienda de electrodomésticos descubierta por su hermano, del instante en que sus oídos se dejaron llevar por primera vez por el extraño murmullo de voces y violines afinando que abría aquel álbum, el origen de todo el cúmulo de emociones y experiencias que se sucedieron a partir de entonces.

también en un amanecer primaveral, pero 50 años atrás, unos eufóricos Beatles difundían a los cuatro vientos la buena nueva. lo explica Ian MacDonald en su imprescindible The Beatles. Revolución en la mente: "los miembros del grupo salieron de Abbey Road al amanecer con un acetato del disco y condujeron hasta el piso de "Mama" Cass Elliot, donde, a las seis de la mañana, abrieron las ventanas, pusieron altavoces en la cornisa e hicieron sonar el álbum a todo volumen sobre los tejados de Chelsea". la reacción del vecindario, al parecer, fue tan favorable como la que dos años más tarde reflejarían las cámaras durante su último concierto en el tejado de los estudios de Abbey Road.

aquella improvisada audición era la culminación a un largo proceso creativo nacido de la desbandada de los fab four tras la desquiciada gira del verano de 1966, que a punto estuvo de acabar con ellos: el rodaje de How I won the war por parte de John, el largo viaje espiritual de George a la India, la agitada vida nocturna del Swinging London o la inmersión en las diversas formas de la vanguardia de la época (todo ello pasado por el tamiz perceptivo del LSD), fueron el caldo de cultivo en el que se gestó Sgt. Pepper's.

un proyecto que pronto se vio rodeado de obstáculos. el primero, la lógica inquietud al respecto de hacia dónde debía encaminarse el grupo después de un LP tan adelantado a su tiempo como Revolver. después, la precipitada edición en sencillo de dos de los temas ya grabados, "Penny Lane" y "Strawberry Fields Forever" (una "mutilación", rápidamente superada por la tan extravagante como inspirada idea de concebir el disco como un simulacro de recital ofrecido por una banda de alter egos de pomposo nombre y aspecto tan anticuado como paradójicamente contemporáneo). si a todo ello se añade la variedad de estilos recorridos (rock, pop, vanguardia, vodevil, clásico, indio), el minucioso proceso de grabación y producción (en el que George Martin y un jovencísimo Geoff Emerick alcanzan la cumbre de su talento)la avidez experimental y la clara voluntad de trascender los horizontes del rock, no deja de sorprender que, donde cualquier otra banda hubiera dado con sus huesos en cualquier punto intermedio entre la pretenciosidad y el fiasco comercial, The Beatles salieran indemnes con una obra de arte mayúscula, que no solo marcaba un antes y un después en su territorio musical originario, sino que, además, en su calidad de antena y foco del tiempo y el sentir en los que había sido concebida, se erigía en su más representativo icono.

se suceden las canciones, mientras la mente de nada que hacer fluctúa ausente entre la evocación de los propios recuerdos, y las reflexiones alrededor de los entrañables personajes esbozados por McCartney, la ácida lucidez alucinada de Lennon, los muros de ilusión tras los que se parapetan las gentes (Harrison) o los agujeros del yo en los que todos ellos andaban entonces inmersos. vuelve a sorprenderle la impecable unidad en la diversidad que caracteriza el álbum, asentada en la función de marco asignada a las dos versiones del tema que da título a la obra, y que deja en lugar privilegiado a la mejor composición que jamás grabaran The Beatles, "A day in the life", en cuya sucesión de imágenes e inquietante lema ("I'd love to turn you on") se resume el mensaje del disco: la invitación a transformar la realidad, trascendiendo toda limitación a nuestro impulso creativo, esté impuesta por la sociedad, la cultura en la que estamos inmersos o el propio desasosiego.

el mi mayor final a cinco pianos devuelve a la cotidianidad a nada que hacer. para cuando salta la broma infinita del "Inner Groove", quisiera saber qué quedó de todo aquel optimismo apasionado, de aquella sensación de inminencia de una nueva era; si no fue, en el fondo, otro muro de ilusión más, en una época en que el sistema empezaba a tomar posiciones. por toda respuesta ("living is easy with eyes closed"), se promete a sí mismo no consultar la prensa en el móvil durante toda la jornada.

luego, mientras desmenuza una magdalena sobre la taza de té, vuelve a contemplar la funda y se pregunta en qué momento se convirtió, también él, en un corazón solitario.

5 comentarios:

  1. LAS ILUSIONES

    —No era nadie. El agua.
    —¿Nadie?
    ¿Que no es nadie el agua?
    —No
    hay nadie. Es la flor.
    —¿No hay nadie?
    Pero ¿no es nadie la flor?

    No es nadie. Era el viento.
    —¿Nadie?
    ¿No es el viento nadie?
    —No
    hay nadie. Ilusión.
    —¿No hay nadie?
    ¿Y no es nadie la ilusión?

    Juan Ramón Jiménez

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    1. Me encanta, M.T. Muchas gracias por su aportación.

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  2. No es mi disco favorito de The Beatles pero me sumo gustoso a su sentido y entusiasta homenaje al Sgt. Peppers, proustiana nota a pie de página incluida.

    En cuanto concierne al cuarteto de Liverpool desde mi experiencia personal, mi dedicatoria sólo puede ir dirigida a mi madre que poseía todos sus elepés menos uno -With The Beatles- y a sus hijos nos regalaba los singles por lo que su música coloreó mi vida desde la más tierna infancia.

    Cordial saludo

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    1. ¡Qué interesante su aportación personal! Pepper's tampoco es mi disco favorito. Como el de tantos otros beatlémanos, ese lugar lo reservo para Revolver. Pero Pepper's fue el primer disco no recopilatorio de The Beatles que llegó a mis manos y que en cierto modo se ha convertido en ese aleph en el que uno ha creído reconocerse en todo acto creativo, sea en forma de acorde, palabra o silencio, pataleta contra la autoridad o caricia aventurándose por los pliegues de los cuerpos. Nos vemos en su blog.

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    2. Sí, también yo me inclino por Revolver.

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