jueves, 7 de enero de 2016

espíritus de nochevieja

31 de diciembre, sobre las 4 de la tarde, volviendo a casa en bus, en un tiempo ajeno a teléfonos móviles. te recuerdo ahí, con tu guerrera del ejército alemán, tus sesos y tu cuerpo garabato aplastados sobre los adoquines de la calle Jonqueres, todavía sin cubrir, sin sirenas ni curiosos alrededor. tan recién muerto, que pude ver tu espíritu en forma de mirlo pugnando por salir de entre las costillas, tu sangre culebreando calzada abajo al encuentro del imbornal.

una vez en casa, incapaz de concentrarme en nada, estuve escuchando del revés algunos éxitos del pasado. no saqué más en claro que si hubiera arrastrado la aguja en perpendicular sobre mis propios pensamientos. había quedado con los colegas tras las campanadas, y nos fuimos de farra como quien cumple una misión rutinaria. conservo en los cada vez más vacíos estantes de mi memoria algunos flashes de aquella noche, quién sabe si confiscados de cualquier otra: un dandi rollizo y bobalicón, embutido en blanco, presentándome a todas las tías a las que se había declarado en el año saliente; un garito en forma de caverna con un tipo con bigote a lo Freddie Mercury contando monedas con la lengua; una estudiante de derecho con cara de luna menguante, esnifando una raya imposible sobre mi hombro derecho...

de repente, la calle se estrecha, los clubes y bares musicales, las plazas hinchadas como pavos reales se dan la vuelta como en un calcetín. empujado por la multitud, pierdo contacto con los camaradas. y si bien mataría por encontrar un taxi y volver a casa, cuanto más lo deseo, más me cuesta dejar de reír y articular movimiento alguno. grabo en la pared mis coordenadas y anclo mi seísmo giróvago en el bordillo de la acera, junto a un par de guiris con un racimo de uvas. todavía hoy me hago cruces intentando averiguar qué pretendían de mí, si ligar, tomarme el pelo o simplemente que les explicara -en la forma más didáctica posible- el sentido de las fuckin' grapes de marras en una noche como aquella. por toda respuesta, me apropié del racimo y les propuse el cretino juego de lanzar los granos uno a uno como si fueran canicas, en la esperanza de que alguno llegara a la acera contraria sin ser aplastado bajo el bosque de piernas...

y fue entonces (oh gran destello multisensorial) cuando volví a verte, con tu inconfundible guerrera del ejército alemán. recogiste un grano de uva del suelo, me miraste fijamente tanteando cierta complicidad, lo lanzaste por encima de tu cabeza y, ante mi mirada atónita, abriste la boca para zampártelo tal como caía.




luego entraste en aquella disco infame. decidí esperar a que salieras. no habría pasado media hora cuando te sacaron de allí a empellones. lo fácil sería decir que te comportaste como un tarado, que jamás deberías haberle tocado la cara a aquel gorila. los vi llevarte en volandas como un pelele hasta el callejón. ellos, con sus músculos de gimnasio y anabolizantes, y sus litros de mala leche; tú, solo cojones y guerrera del ejército alemán, sin voluntad ninguna para renunciar a tu dosis de muerte diaria; no me alteré, no grité, no intervine, solo entorné los ojos y volví a acomodar mis pupilas a la oscuridad.
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* (me sentía eufórico, no tanto por tu increíble resurrección en sí, como por lo que ella suponía de celebración de una realidad incontrovertiblemente indescifrable, más allá de lo que cualquier religión, fantasía literaria o teoría científica hubieran podido presentir hasta entonces, y era estupendo rendirse a la realidad, a su abanico de infinitas posibilidades, sin disponer de sus claves, sabiendo que toda interpretación quedaría siempre ensombrecida ante la propia experiencia.)

4 comentarios:

  1. Ya que el paréntesis está invertido, el asterisco podría estar al principio. De ese modo no me habría dejado un buen porcentaje de la poca vista que me queda descifrándolo para comprobar, un poco más abajo, lo baldío de ese esfuerzo.

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    1. ¡Pero si bastaba poner el texto enfrente de un espejo! De todos modos, gracias por su interés y discúlpeme por la boutade pseudovanguardista. Con los pocos seguidores que tengo, solo me faltaba dejarlos ciegos. Un cordial saludo y buen año. Nos vemos en su blog.

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  2. "...y si bien mataría por encontrar un taxi y volver a casa...", esta frase es la que mejor sintetiza mi recuerdo condensado de tantas viejas Nocheviejas. Un cordial saludo.

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    1. No solo su recuerdo, mucho me temo. De hecho, para mi próxima reencarnación -con el permiso del karma-, me estoy planteando muy seriamente lo de taxista, a ver si mejoro lo presente. Otro cordial saludo.

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