martes, 28 de julio de 2015

Maeva Arii! (¡Viva el rey!)

Leyendo los Escritos de un salvaje, de Paul Gauguin, me encuentro con este llamativo fragmento acerca de una antigua ceremonia maorí:
"Una vez en el maraé, volvía a colocarse al ídolo en el altar, y la fiesta [de proclamación] acababa con una escena que disminuía singularmente su solemnidad. El jefe o rey, sentado sobre un tapiz, cerca de la imagen del dios, recibía lo que llamaban el último homenaje del pueblo. Se trataba de danzas y de representaciones de la más chocante suciedad, de la obscenidad más vulgar, en las que varios hombres y mujeres, totalmente desnudos, rodeaban al rey y se esforzaban en tocarle con diferentes partes de su cuerpo, hasta el punto de que este apenas podía evitar que le cubrieran con su orina y sus excrementos. Esto se prolongaba hasta que los sacerdotes empezaban a hacer sonar de nuevo sus trompetas y tambores, lo que constituía la señal de retirada y el final de la fiesta. El rey volvía entonces a su casa, acompañado de su séquito." O tempora, o mores!

2 comentarios:

  1. ...y eso era un homenaje del pueblo...

    Más que las tempora, sorprenden las mores, sí.

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    1. Lo que nunca dejará de sorprenderme es lo rápido que hoy en día, con esto de lo políticamente correcto, se pierden las buenas costumbres. No sé si me explico.

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